jueves, 31 de mayo de 2018

La salud ambiental comunitaria



La salud ambiental, como herramienta de actuación de la salud pública, tiene muchas más posibilidades que la inspección, a la que tradicionalmente ha dedicado y dedica sus esfuerzos. Además, en nuestro entorno, existen riesgos ambientales más relevantes para la salud que los derivados del agua de abastecimiento, de las piscinas o de las instalaciones diseminadoras de legionela.

Nuevas posibilidades y retos se dibujan en el horizonte; uno de ellos es lo que se denomina la Salud Ambiental Comunitaria, cuyo objetivo, por un lado, es sacar la información sanitario-ambiental de los despachos y de las páginas web, para trabajarla con  la población y que pueda ejercer su legítimo derecho a la participación pública y tener acceso a la justicia en materia de salud y medio ambiente; por otro, se trata de poner esa información en manos del sector asistencial para que los factores de riesgo ambiental puedan ser contemplados, caso de ser necesario, en la anamnesis de sus historias clínicas como origen potencial de determinadas enfermedades, lo cual, nos vuelve a situar en la estela del hipocratismo más vital.

La Unión Europea (EU) viene manteniendo, desde hace ya tiempo, la idea de que la Administración, en este caso la Sanitaria, no solo debe trabajar para la población, sino, y esto es lo relevante, con la población.

Esta idea, desde el punto de vista de la salud ambiental, se puede articular colaborando en el abordaje de los problemas de salud, sea o no consciente la población de los mismos. Lo vamos a ilustrar con un ejemplo.

Como consecuencia de varias iniciativas de la UE, entre ellas el Convenio de Aarhus, determinadas empresas vienen obligadas a notificar las emisiones de contaminantes que hacen anualmente al aire, agua y suelo. Estos contaminantes se agrupan en varias categorías:

  • Gases de efecto invernadero 
  • Compuestos orgánicos persistentes 
  • Sustancias acidificantes, eutrofizantes y precursora de ozono 
  • Sustancias que agotan la capa de ozono 
  • Metales pesados y otras sustancias

Pues bien, analizando la información que proveen estas empresas, se puede conocer la potencial exposición de la población a sustancias nada inocuas, como son los metales pesados (arsénico, cadmio, cobre, mercurio, plomo, etc.), sin que desmerezcan del análisis las otras citadas.
Estas empresas, para poder instalarse y funcionar, están sujetas a control administrativo a través, fundamentalmente, de la Autorización Ambiental Integrada y los procedimientos de Evaluación del Impacto Ambiental. La concesión final de la autorización viene condicionada a una serie de requisitos, entre otros, que establezcan un sistema de vigilancia ambiental que permita conocer la exposición a la que se puede ver sometida la población más cercana a lo largo de todo el proceso del proyecto: obras, funcionamiento y clausura. Esa información, como mucho, fluye en un órgano denominado Comisión de Seguimiento, formado por las empresas, Consejería de Medio Ambiente y aquellos Ayuntamientos afectados; estos últimos, en muchos casos, se ven desbordados por carecer de personal cualificado que pueda valorar dichos resultados u orientar en otro tipo de análisis.

Aquí es donde la Salud Ambiental Comunitaria debería entrar a colaborar con los Ayuntamientos. Esa Comisión de Seguimiento, debería contar con el apoyo técnico de la Salud Ambiental y con la presencia del sector asistencial (Gerencia), ambas, de la Consejería de Sanidad.

Este trabajo, en el marco de esta Comisión, ayudaría a entender mejor los problemas de salud vinculados a los riesgos ambientales, a elaborar las mejores estrategias de comunicación del riesgo y edición de material divulgativo adecuado para la población, a que el sector asistencial conozca de primera mano esos riesgos ambientales que puedan orientarles en la prevención, pero también en el diagnóstico, etc.

La Salud Ambiental Comunitaria trasciende el papel que, de forma poco brillante se le tiene asignada desde la Salud Pública. Los riesgos más relevantes, como los derivados de las emisiones, no son considerados cuando debería ser la prioridad en una sociedad avanzada como la española. 

Surge la oportunidad que brindan las estrategias emanadas desde la Unión Europea, para reubicar el papel que deben tener la Salud Ambiental y comenzar a andar un camino fundamental de trabajar con la comunidad. Ese papel es el que debe desarrollar la Salud Ambiental Comunitaria.


José Mª Ordóñez Iriarte. Farmacéutico salubrista
Emiliano Aránguez Ruiz. Geógrafo

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