viernes, 8 de abril de 2022

8 de abril, Día Internacional del Pueblo Gitano

El 8 de abril celebramos el Día Internacional del Pueblo Gitano, un día para reconocer y celebrar la cultura y la historia del pueblo gitano, que recuerda el Primer Congreso Mundial Romaní-Gitano celebrado en Londres el 8 de abril de 1971 en el que se instituyó la bandera y el himno gitano. La bandera es verde y azul, representando el cielo y el campo, con una rueda de carro roja en el centro, que simboliza el camino desde la India y la libertad. El himno gitano, Gelem, gelem (Anduve, anduve), fue compuesto por Jarko Jovanovic y recuerda a los gitanos y gitanas víctimas del nazismo.

Históricamente, y aún hoy día, las personas de etnia gitana se enfrentan diariamente a los prejuicios racistas. Su presencia en los espacios públicos y su representación institucional son muy reducidas, y sufren de peor consideración social en comparación con otras minorías.

Según el último estudio de Percepción de la Discriminación en España realizado por el CIS, las personas gitanas son identificadas como aquellas que causarían más incomodidad a los encuestados si las tuvieran por vecinas. Es llamativo que ocupen este primer lugar por encima de otras minorías que en los últimos años han vivido una considerable exposición mediática de tintes negativos, como la musulmana. Es decir, el antigitanismo parece fuertemente arraigado en nuestra sociedad. 

Aunque la población gitana ha experimentado cambios demográficos, sociales y culturales en las últimas décadas, al amparo de cambios homólogos en la sociedad general, estos avances se han revelado preocupantemente frágiles ante las sucesivas crisis que han sacudido la economía global en pocos años.

La brecha de exclusión y desigualdad entre población gitana y población general se ha agravado, atravesada además por otros ejes de desigualdad, como la edad o el género, que dan lugar a una vulnerabilidad interseccional.

Según datos del estudio Evolución de la cohesión social y consecuencias de la COVID-19 en España de la Fundación FOESSA, editado por Cáritas Española en 2022, la tasa de exclusión en personas gitanas fue del 79,1%. 


Tanto inclusión como exclusión pueden adoptar distintas formas
(figura 1).

Al hablar de inclusión, es importante tomar en cuenta ciertas cuestiones. Una estrategia de inclusión homogeneizadora, que concibe la tolerancia en el marco de una futura asimilación de la cultura minoritaria —la cual habría de abandonar su identidad cultural en el proceso—, no es necesariamente integradora.

La integración resulta de un proceso de adaptación que implicaría a ambas partes, minoritaria y mayoritaria, incorporándose la primera a la sociedad en plena igualdad de derechos, obligaciones y oportunidades, mientras que la segunda introduce paulatinamente los cambios necesarios para dicha integración.

La cohesión social que surge de dicho proceso sitúa en un primer plano todo aquello que se comparte: priman los intereses generales sobre los particulares. Los conflictos que puedan tener lugar se asumen como una parte ineludible del diálogo social, pero se establecen mecanismos y procedimientos para conducirlos y resolverlos. 

Tipología de modelos sociopolíticos ante la diversidad cultural

Figura 1. Tipología de modelos sociopolíticos ante la diversidad cultural. Extraído de Giménez C, Álamo JM, Pérez del Olmo F. Convivencia y cohesión social. Juntos por la Convivencia. Claves del Proyecto de Intervención Comunitaria Intercultural. Obra Social “La Caixa”. 2015

Figura 1. Tipología de modelos sociopolíticos ante la diversidad cultural. Extraído de Giménez C, Álamo JM, Pérez del Olmo F. Convivencia y cohesión social. Juntos por la Convivencia. Claves del Proyecto de Intervención Comunitaria Intercultural. Obra Social “La Caixa”. 2015

Los fenómenos de inclusión y exclusión que experimenta un colectivo están relacionados con su representación, acceso y participación en las estructuras de poder de una sociedad, esto es, el grado en el que puede hacer valer sus aspiraciones.

En el ámbito de la salud se puede verificar la expresión de esta diferencia sistemática. Según la última encuesta publicada sobre las diferencias de salud entre la población gitana y la general, el porcentaje de hombres y mujeres de etnia gitana que refieren un estado de salud bueno o muy bueno es del 65,3% y el 55,5% respectivamente, mientras que en la población general dicho porcentaje es más de 10 puntos mayor

Con el objetivo de reorientar los servicios sanitarios hacia la equidad en salud, en 2016 se pone en marcha en la Comunidad de Madrid el Plan de Acciones en Salud con la Comunidad Gitana, enmarcado en el contexto del Plan de Inclusión de la Población Gitana de la Comunidad de Madrid y acorde con la Estrategia Nacional de Inclusión de la Población Gitana. Dicho plan pretende tener en cuenta el enfoque intercultural y entiende que el establecimiento de espacios de relación y participación es un elemento prometedor para la mejora de la equidad.

Involucrar a la población gitana en el proceso de inclusión y mejora de salud es fundamental para el éxito de las intervenciones, puesto que iniciativas unilaterales difícilmente podrán mantenerse en el tiempo sin un compromiso colectivo.

En este sentido, las mediadoras y mediadores de etnia gitana son un activo imprescindible, al servir como puente en la construcción de dicho compromiso. En la Comunidad de Madrid, diversas entidades como la Federación Red Artemisa han trabajado durante años en visibilizar estas figuras: dicho esfuerzo ha cristalizado en la creación del Servicio de Mediación de Salud Pública con la Comunidad Gitana en la Comunidad de Madrid.


La mediación intercultural es una herramienta básica en la gestión de la convivencia y el establecimiento de vínculos basados en los intereses compartidos por comunidades que se caracterizan por su multiculturalidad.

La mediación se aplica a situaciones en las que dos o más partes tienen dificultad para el entendimiento mutuo, y se requiere de una tercera figura que guíe a las personas implicadas en el esclarecimiento de los conflictos, la consideración de alternativas y la consecución de acuerdos. 

La acción mediadora es necesaria en situaciones donde las relaciones entre servicios o agentes sociales y minorías están atravesadas por prejuicios, estereotipos o desconocimiento, sea de la realidad social y cultural de las personas atendidas, de los códigos de referencia culturales o de los servicios y/o vías de acceso prestados por instituciones públicas.

Asimismo, las personas pertenecientes a minorías que se enfrentan a procesos de adaptación y cambio pueden estar en una situación vulnerable, y aquí la mediación también se demuestra necesaria. 

El Servicio de Mediación de Salud Pública con la Comunidad Gitana en la Comunidad de Madrid tiene por objetivo mejorar la atención a la salud de este colectivo, facilitando su acceso a los programas de prevención, promoción de salud y asistencia sanitaria y mejorando la comunicación con los profesionales, manteniendo un enfoque de equidad y con perspectiva de género.

Sus actividades se desarrollan en coordinación con la Subdirección General de Promoción y Prevención de la Salud, el Área Única de Salud Pública, las Direcciones Asistenciales de Atención Primaria y los hospitales de referencia de las zonas de intervención prioritaria, así como con otros centros y dispositivos municipales, asociativos y comunitarios que juegan un papel en la salud de la población gitana.

En la actualidad el servicio consta de 6 personas de etnia gitana: 5 mediadores y una coordinadora. 


Lucia Hernández Rivas. MIR Medicina Preventiva y Salud Pública
Alejandro Martínez Portillo. MIR Medicina Preventiva y Salud Pública




 

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