Continuamos con la segunda entrada de lo expuesto en el conversatorio web “Promoción de la salud y el buentrato en tiempos de COVID-19” entre las dos ponentes invitadas al mismo: Paloma Andrés Domingo (ginecóloga en el Ayto. de Madrid en el programa de Salud Sexual y Reproductiva) y Raquel Millán Susinos (trabajadora social de Atención Primaria) realizado el 30 de noviembre del 2020. El contenido íntegro del conversatorio se puede visualizar pinchando en este enlace
Seguimos el conversatorio tratando la cuestión del mayor tiempo pasado en casa debido a las circunstancias de la actual pandemia Covid-19 y cómo ha podido afectar a las relaciones y a la vida cotidiana de las mujeres. Se plantean algunas de las ideas expresadas por las ponentes ante este asunto.
La primera
ponente Paloma de Andrés expuso que no
todas las mujeres lo han pasado igual, ya que existen situaciones que
colocan a las mujeres en posiciones de mayor vulnerabilidad como:
- las mujeres con trabajos precarios, en ocasiones sin contrato
- las mujeres en situación de prostitución, o en situaciones de violencia de pareja que conviven con su agresor
- las mujeres mayores que ven aumentada la soledad y que al ser dependientes no pueden recibir apoyo
- las mujeres que teletrabajan sin unas condiciones adecuadas (casas pequeñas, hijos e hijas que pasan más tiempo en casa, etc.).
En
general, la mayoría de las mujeres han perdido parte del espacio social, fuente
de buentrato y crecimiento y también se ha perdido espacio interno al
convivir con más gente durante más tiempo, disminuyendo las oportunidades de reflexionar
o de realizar actividades placenteras. Esto ha supuesto tener que renegociar
con las personas convivientes espacios, economía, o cuidados negociar y de con
una misma cómo seguir manteniendo el contacto con las redes sociales, y
mantener una cierta independencia en el espacio doméstico.
Ante
esta cuestión, Raquel Millán reflexionó
sobre cómo en muchos aspectos la pandemia ha afectado más a las mujeres,
especialmente a aquellas que trabajan en tareas de cuidado o sector servicios (residencias,
cuidadoras de personas mayores, empleadas del servicio doméstico, trabajos en supermercados,
etc…) y cómo muchas de ellas se han quedado sin trabajo y por tanto sin
ingresos e incluso sin vivienda (como por ejemplo empleadas del hogar internas)
debido a la actual crisis. Esta pandemia ha hecho más visibles las
desigualdades y las ha agrandado.
Además las
crisis también pueden conllevar oportunidades de mejora poniendo sobre la mesa
que no somos seres individuales, sino que precisamos de cuidados. Durante la
etapa más dura del confinamiento y después, la solidaridad y el trabajo
comunitario en barrios han intentado cubrir algunas necesidades emergidas
durante la pandemia.
Paloma de Andrés habló sobre cómo en la construcción del buentrato:
- a nivel personal, es importante que las mujeres dediquemos espacios y tiempos al cuidado personal, darnos lo que necesitamos, hacernos cargo de nuestro bienestar y regalarnos momentos de placer y escucha.
- a nivel relacional, el buentrato pasa por poder negociar acuerdos que beneficien a las partes, conociendo y expresando las necesidades de cada una de ellas. También ir recuperando los espacios colectivos donde nos sentimos seres comunitarios, así como poner en valor y mantener el contacto con la familia afectiva que hemos ido creando más allá de la biológica.
- a nivel social,
una comunidad que ejerce el buentrato tiene poder para exigir a las
instituciones esta mirada: tiempo para estar con las personas, escucharlas, y
acompañarlas y desarrollar proyectos solidarios que contribuyan al bienestar de
otras personas.
Raquel Millán lanzó la reflexión sobre la
importancia de saber y poder encontrar
ese equilibrio, esa alternancia entre cuidar, cuidarnos y dejarnos cuidar
siendo conscientes de nuestras necesidades, así como crear espacios de cuidado
mutuo. Se puede entender el “cuidar” como acción y como pasividad: hacer pausas
para ver cómo estamos y poder encontrar el equilibrio.
Es importante desmontar el mito de la mujer como “reina de la casa” ya que ese “reinado” tiene mucho que ver con pequeñas decisiones económicas y logística del hogar que aparentemente ponen a las mujeres en lugares de supuesto poder y que en realidad muchas veces son posiciones de servidumbre.
Conocer
los costes a nivel personal de la dedicación a los demás y reservarnos un
tiempo y un espacio propio también es importante para tratarnos bien, así como poder
descargarnos psicológicamente de esa lista de tareas infinita que parece que
tenemos las mujeres y permitirnos parar, incluso aburrirnos. Dejar a un lado el
discurso de “si quieres, puedes” que culpabiliza si no se consigue lo que se
desea.
Por último, hay que detectar la violencia dentro de las relaciones y generar discurso contra ella desmontando los mitos del amor romántico que tanto daño hace a las mujeres.
A modo de resumen de este conversatorio, sirva la aportación final del moderador del mismo, Luis Blanco: la salud es un bien colectivo, social, con género, que necesita valores como empatía, amor, respeto, relaciones no jerárquicas, constructivas, de bienestar y de placer.
Lola Martos Morillo
MIR Medicina Preventiva y Salud Pública
Rotante en la Subdirección de Promoción de la Salud, Área de la Mujer
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