El 23 de abril del año pasado lo dediqué a los confinados en sus casas. Este año, quiero recordar a los ingresados en los hospitales y a las personas que los atienden de una manera integral porque saben que la salud es algo más que ausencia de enfermedad.
La ‘Biblioteca
Resistiré’ nació el 30 de marzo del 2020 de la mano de las enfermeras
del SUMMA 112 Ana Ruiz y Alba Justicia, promotoras de la
iniciativa, y los voluntarios de SAMUR Protección Civil Mar Eguiluz y
José Luis Molinero, que la gestionaron cada día desde su puesta en marcha.
La biblioteca alivió con la lectura el aislamiento de 4.000 enfermos de COVID
que pasaron por el hospital temporal de IFEMA.
La
biblioteca, nutrida de donaciones, tuvo un fondo integrado por libros,
revistas, pasatiempos y gafas de lectura para que los pacientes de coronavirus
pudieran llevar mejor su estancia en el hospital provisional. Gracias a
la solidaridad de los donantes, esta iniciativa se pudo ampliar, ayudó a
otros hospitales y pudo abrir delegaciones en hoteles hospitalizados,
convirtiendo al libro y la lectura en un apoyo fundamental para los enfermos.
Ana
María Ruiz, la enfermera lectora
«Yo no
considero la lectura solo como un entretenimiento, la
considero más como un acompañamiento. Es diferente. Es como un amigo.
Cuando estás en un hospital y estás enfermo, tus familiares y tus amigos vienen
a verte, pero en la situación que teníamos en los hospitales y, principalmente
en IFEMA, que era un hospital de campaña, nadie podía venir a ver a los
pacientes ni a traerles cosas y los libros lo que hicieron fue acompañarlos, no
entretenerlos; es algo mucho más bonito, más profundo».
Ana María
pertenece a un club de lectura formado por 17 mujeres y fue a
ellas a las primeras que recurrió para proporcionar libros a los pacientes
COVID. Ella los iba metiendo en su coche para que guardasen cuarentena hasta
tener el permiso de su supervisor. El 30 de marzo ya pudo montar la biblioteca
en IFEMA, con más de 100 libros que trasportaba en un carrito de supermercado.
En una
entrevista publicada en el diario EL PAÍS, Ana María nos cuenta:
«Cuanto entré en IFEMA todo era gris y oscuro, solo oía toses y lamentos. Había poquísimo personal porque habíamos llegado los que estábamos disponibles. En seguida empecé a atender nerviosa a los pacientes porque tenía tantos que no me iba a dar tiempo a hablar con ellos». Lo que más le impresionó fue la soledad que sentían estos pacientes y el hecho de no poder cuidarlos a un nivel más humano.
Pero se le ocurrió una solución sencilla: llevar lecturas que les brindaran la compañía que ella no podía del todo ofrecer. «Los libros son enfermeros en potencia» declara.
«A las
tres o cuatro de la mañana se empezó a acercar la gente que estaba desvelada.
Como durante el día se aburrían se echaban cabezadas y luego les costaba
conciliar el sueño. Me pasé toda la noche aconsejando libros que encima había
leído», explica esta amante de la lectura, que, al comprobar el éxito que había
tenido su iniciativa, no dudó en escribir al resto de los sanitarios por el
grupo de WhatsApp para que trajeran al día siguiente un par de libros cada uno.
La respuesta fue inmediata y abrumadora.
Esta
intervención, que ella hizo de una manera espontánea, está muy bien
fundamentada por una de las teóricas más importantes sobre la lectura: la
antropóloga francesa Michèle
Petit, célebre por sus investigaciones sobre los beneficios de
la lectura en situaciones de crisis, que afirma: «En la
lectura, hay otra cosa más allá del placer, que depende de un trabajo psíquico.
Esto nos permite volver a encontrar un vínculo con aquello que nos constituye,
que nos da lugar, que nos da vida».
Cuando
una persona está internada sufre un descalabro de sus hábitos.
Viene con una rutina previa que se anula completamente; no se mueve, se queda
todo el día en la cama, esto le afecta en lo físico y en lo anímico. Tiene
mucho tiempo libre, sobre todo por la tarde y los fines de semana. Entonces se
angustia, demanda más al personal sanitario, por la noche está más inquieta;
todo ello hace que su recuperación se entorpezca porque entra en un cuadro
depresivo.
La
función reparadora de la lectura entra
en juego porque ayuda a construir un espacio de intimidad,
aunque se esté compartiendo un espacio público donde uno está literalmente
desnudo y perforado por tubos.
En
muchos casos, los libros ayudan a pautar los tiempos; permiten pasar el
día sin caer en el sueño; los libros se convierten en un puente hacia otra
persona con un comentario sobre lo leído, un lugar donde encontrar la fuerza
necesaria para salir de la enfermedad.
Mar
Eguiluz y José Luis Molinero, voluntarios con tareas bibliotecarias
Todos
sabemos que un montón de libros no son una biblioteca. Mar y José Luis se
encargaron de dar a conocer la biblioteca cuando se producían
los ingresos y de organizar los ejemplares para que los
pacientes pudieran seleccionar el que más les interesaba.
La
Asociación de Editores de Madrid concedió el XXIV Premio
Antonio de Sancha a la ‘Biblioteca Resistiré’ del
hospital provisional de IFEMA “por pensar en los libros y la lectura como una
forma de soportar mejor la enfermedad y el aislamiento que supone estar
ingresado en un hospital de estas características en esta pandemia”.
Este
premio se otorga anualmente a aquellas personas que destacan por la
promoción y defensa de los valores culturales en general y del libro y la promoción
de la lectura en particular.
Premio Feel Good
Ana
María Ruiz ha
plasmado sus vivencias de esos días en un libro titulado Libros que
salvan vidas: una biblioteca de campaña en tiempos de pandemia. Es un
recopilatorio de las historias reales que tuvieron lugar y de las que ella fue
testigo.
Por este libro, Ana María ha recibido el Premio Feel Good de Plataforma Editorial y la Fundación “la Caixa”
Bibliotecas para pacientes
Quisiera
visibilizar las bibliotecas para pacientes, un servicio que prestan los
hospitales como parte fundamental del cuidado global de la
salud. Las personas hospitalizadas pueden acceder a la lectura como
cualquier otro ciudadano sin que la circunstancia de su ingreso sea obstáculo
para continuar con su hábito lector y, así, proporcionar alivio en esas
circunstancias adversas.
Su
objetivo es la promoción de la salud a través de la lectura.
Según
fuentes de la Red
Estatal de Bibliotecas para Pacientes, en España
- Existen 56
bibliotecas para pacientes registradas, de las cuales solo 49 se
encuentran prestando servicio, aunque 23 de estas se ubican dentro de la
biblioteca médica del propio centro hospitalario
- Dan servicio a más de 7
millones de usuarios
- Tienen un fondo de más
de 140.000 ejemplares
Pero, recuerda:
¡No tienes que estar enfermo para disfrutar de los beneficios de la
lectura!
Flor Carrillo Barroso. Bibliotecaria y documentalista
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