Aunque
en realidad sería más apropiado hablar de LAS robots sexuales (sexbots) como nuevas compañeras pues los
pocos estudios que hay hasta la fecha sobre este asunto parecen demostrar
claramente que son los hombres los que se manifiestan mucho más propensos a la
utilización de robots sexuales en comparación con las mujeres.
Se
podría pensar que este título obedece más a un artículo o película de
ciencia-ficción, como la ya antigua “Cherry2000” o las más recientes “Ex-Machina”,
“Westworld” o “Lars and the Real Girl”, que a una cuestión actual. Sin embargo,
nada más lejos de la realidad. Este tipo de robots ya está aquí, formando parte
de la industria de “juguetes” sexuales que anualmente mueve más de 30.000
millones de dólares. Una muestra de ello es la noticia de la inauguración en
Barcelona, el 24 de febrero de 2017, del primer burdel de muñecas hiperrealistas (las “sex dolls” o “lumi dolls). Este
prostíbulo funciona como cualquier otro, las muñecas “alquilan” una habitación
del local para ofrecer sus servicios. En el local hay un responsable de
“preparar a la muñeca” según las exigencias de cada usuario, de manera que se
las viste y colocan en el lugar y la posición que indica el cliente.
¿Estamos ante una nueva manera de
tener “sexo seguro”?
Los
defensores de las robots sexuales enfatizan el hecho de que mantener relaciones
sexuales con una “sex doll” (y su versión inteligente, la “sexbot”) supone
obtener placer sin riesgo de contraer una infección de transmisión sexual. Y no
solo eso, también señalan que este tipo de pareja sexual “siempre está
disponible”, a merced del deseo de su propietario.
Amor y sexo con robots
La
irrupción de este tipo de compañeras y compañeros sexuales ya ha despertado el
interés científico y no pocas controversias y preocupaciones, especialmente en
el campo de la bioética, aunque todavía hay un gran déficit en su estudio.
Desde
2015 se viene celebrando un congreso internacional anual, “Amor y Sexo con Robots” (Love and Sex with Robots), nombre que se corresponde con el del libro escrito en
2007 por David Levy, antiguo maestro de ajedrez y experto en inteligencia
artificial. Este año será la cuarta edición organizada por la Universidad de
Montana (EE.UU.) los días 6 y 7 de diciembre. En estos congresos, amén de
darse encendidos debates sobre el amor, sexo, inteligencia artificial, soledad,
prostitución, pedofilia y un largo etcétera, se presentan los último avances en
sexo cibernético, tales como el “Kissenger”, un dispositivo que se
incorpora al smartphone y que
contiene unos sensores que detectan la presión de un beso y, mediante una app,
la transmiten a la pareja en tiempo real, permitiendo a dos personas besarse
aunque estén lejos. O el “Teletongue” consistente en dos piruletas,
una de ellas registra el sonido de lamer y detecta los gestos de lamer,
mientras que la otra los convierte en vibraciones placenteras dentro de la boca
de la otra persona.
Basados
en estos avances, hay investigadores que no dudan en vaticinar que los robots
podrían brindar experiencias sexuales fantásticas, como Lynne Hall, profesora
de la Facultad de Ciencias Informáticas de la Universidad de Sunderland.
El autor
de “Love and Sex with Robots”, David Levy,
está plenamente convencido de que el sexo con robots será corriente en el
futuro hasta el punto de que concibe el matrimonio entre humanos y estas
máquinas “inteligentes”. En una entrevista hecha a finales de 2015 por Eva
Wiseman, columnista de la revista Observer, Levy exponía: "Mira, uno tiene que aceptar que las costumbres sexuales avanzan con el
tiempo y la moralidad con él. Si hubieras dicho hace cien años que, hoy
en día, los hombres se casarían con hombres y mujeres, todos se hubieran reído.
No se puede descartar nada.” Él no duda de que el sexo con robots traerá
beneficios para alguno de los problemas actuales, como la prostitución (“se volverá obsoleta”) o la soledad.
Robot "Getty" ATLAS/El País |
Afirma, además que la
introducción de los robots “socializados” está ocurriendo en sociedades
hipercapitalistas impulsadas por ideas neoliberales, donde las personas, dice
ella, se están distanciando unas de otras; donde en las cálidas salas de estar
las familias se sientan juntas pero separadas, cada una concentrándose en
pantallas individuales . Y esto, dice ella, es peligroso.
Robots sexuales “inteligentes”
Lo
cierto es que los robots están evolucionando rápido desde que“teledilónico”, término
que hoy se ha expandido para incluir libremente la nueva generación de muñecas
sexuales robóticas. , en
1949, fueran inventados por William Gray Walter, a partir de sus
investigaciones acerca de cómo funciona el cerebro. Tanto que hay
investigadores que predicen que en el futuro el sexo será
D. Hines inventor de “Roxxxy”/SankeMKD – flickr.com |
La
incorporación de la inteligencia artificial a las y los robots sexuales es ya
una realidad. En mayo de 2015 se presentaba en EE.UU. "Roxxxy Gold" como “el modelo de robot sexual más avanzado”,
según palabras del profesor de neurociencias de la Escuela de Medicina de la
Universidad John Hopkins, David Linden, en declaraciones a The Wall Street
Journal 7000 dólares la versión femenina y 1500 la masculina, “Rocky”.
Construida de silicona y metal, se activa con sensores en la piel plástica y es
capaz de responder a la voz humana.
“Samantha”,
otra robot sexual dotada de inteligencia artificial, está programada para
buscar un acercamiento romántico primero y solo después de sentirse cómoda,
pasar a lo sexual. "Básicamente le
gusta que la toquen. Tiene diferentes modos de interacción: románticos,
familiares y también sexuales", indicó su creador, Sergi Santos, a la
agencia Ruptly. Experto en bionanotecnología, señala que las partes de su
cuerpo que responden de manera sexual a los estímulos son la boca, el punto G y
los senos, y es capaz de sentir un orgasmo si los estímulos son adecuados.
Hoy ya
se puede adquirir “Harmony”, fruto del trabajo desarrollado durante 20 años en
Abyss Creations, en San Marcos, California. “Harmony” es una real doll a la que se le ha incorporado
una cabeza “inteligente” (realbotix).
Esta robot sexual es capaz de sonreír, jadear, hablar e incluso tener un
orgasmo. Tiene movimientos naturales y una piel cálida y suave. Aquellos
que adquieran una robot “Harmony”, podrán elegir su aspecto por completo: el tamaño y la forma de los
pechos, el color de su pelo, de su piel, de sus ojos e, incluso, la forma de
los genitales...También podrá ser programada para que actúe de una forma u otra y
que vaya adquiriendo conocimiento sobre el comprador y sus gustos.
Nuestro futuro sexual con robots
En julio
de 2017, un grupo de expertos en robótica liderados por Noel Sharkey, profesor
emérito de robótica e inteligencia artificial de la Universidad de Sheffiel
(UK) y Aimee van Wynsberghe, profesora de ética y tecnología de la Universidad
de Delft (Holanda), publicaron un inquietante informe titulado “Our sexual future with robots”. En él se
exponen los resultados de una serie de encuestas llevadas a cabo en EE.UU.,
Reino Unido, Alemania y los Países Bajos que indican que hay un sector de la
población predominantemente masculina, con porcentajes muy variables entre unos
países y otros, que contemplan la posibilidad de tener un robot sexual.
Los
autores de este informe llegan a una serie de conclusiones, entre las que
destaca que, a pesar de que “el deseo de ser deseado” es básico en la
sexualidad humana, para algunas personas, la fantasía permite una relación
ficticia psicológicamente satisfactoria.
En
relación a problemas tales como la prostitución, la percepción social del
género, el aislamiento social, la terapia sexual y los delitos sexuales, opinan
que, sobre la prostitución, no hay evidencia a que el uso de robots vaya a
reemplazar a las mujeres dedicadas a su ejercicio ni que vaya a reducir el
tráfico sexual, a pesar de que haya hombres que acepten el uso de robots
sexuales en lugar de prostitutas.
En cuanto al género, las opiniones señalan
claramente hacia un impacto negativo en las actitudes sociales hacia las
mujeres y su imagen corporal, así como su contribución a mercantilizar el
cuerpo femenino.
En lo que se refiere al aislamiento social, no hay acuerdo
sobre el impacto de la intimidad sexual con robots. Parece ser que hay personas
que ven a los robots más como asistentes “sexuales” que como compañeros. En
último término, el aislamiento o no social podría depender de las normas
sociales y de la aceptación de la comunidad en cuestión.
Por último, hay total
desacuerdo sobre si los robots ayudarían a reducir los delitos sexuales,
existiendo además vacíos legales en cuanto a la distribución de robots sexuales
que representan a niñas/niños.
Según
vaticina David Levy, "En los próximos
diez años será perfectamente factible, desde el punto de vista del software,
crear un compañero robot que sea todo lo que la gente pueda desear en un
cónyuge, que sea paciente, amable, cariñoso, confiado, respetuoso y que no se
queje, sin embargo, algunos disfrutan de las fricciones en una relación y
pueden querer casarse con un robot agresivo, algunas personas seguramente lo
encontrarían emocionante".
La
película “Her” ya nos mostraba la posibilidad de enamorarse de la inteligencia
artificial, lo que plantea no pocas incógnitas sobre las relaciones humanas y
el sexo.
El
futuro ya ha llegado.
Juan Carlos Diezma. Médico salubrista
Excelente informacion y publicacion estoy buscando esposas no se si me puedan ayudar!!!
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