martes, 1 de marzo de 2016

6 de febrero: tolerancia cero contra la mutilación genital femenina #EndFGM

El pasado 6 de febrero se celebró el Día Internacional de Tolerancia Cero contra la Mutilación Genital Femenina (MGF). El lema para este año 2016 ha sido “Realizando los nuevos objetivos mundiales a través de la eliminación de la MGF en el 2030”.
En el 2012, la Asamblea General de Naciones Unidas adoptó una resolución por la que se hacía un llamamiento a la comunidad internacional para intensificar los esfuerzos para terminar con esta terrible práctica  y, más recientemente en septiembre del 2015,  dentro de los objetivos de la Agenda 2030 para el  Desarrollo Sostenible, se incluyó  una meta específica que insta a poner fin a la MGF.
”El pleno abandono de esta práctica tendrá repercusiones positivas que resonarán en todas las sociedades a medida que las niñas y mujeres recuperen su salud,derechos humanos y enorme potencial” (Secretario General de Naciones Unidas).
 
La Mutilación Genital Femenina (MGF) constituye una grave violación de los derechos humanos y un acto de violencia contra las mujeres siendo  una muestra extrema de la desigualdad de poder entre hombres y mujeres. Es una práctica que atenta contra los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y les niega su derecho a la salud y a la integridad del propio cuerpo.

El pasado 5 de febrero y coincidiendo con la celebración del Día  Internacional de Tolerancia cero contra la MGF, UNICEF publicó un último informe sobre el tema: La mutilación genital femenina: una preocupación a nivel mundial  en donde se estima que al menos 200 millones de niñas y mujeres en el mundo han sido o son víctimas de MGF, de las que 44 millones son niñas menores de 14 años. En muchos países la mayoría de estas niñas sufrieron MGF antes de cumplir los cinco años de edad.

Las consecuencias que sobre la salud de las niñas y las mujeres  tiene la realización de la práctica son muchas y en ocasiones devastadoras, algunas a corto plazo (dolor, hemorragias, shock, infecciones urinarias, tétanos, hepatitis B y C, VIH, sepsis o incluso la  muerte) y otras a lo largo de la vida de la mujer que ha sufrido MGF (alteraciones psicológicas, problemas en el parto, infecciones de repetición ginecológicas y/o urinarias…)


Aunque se realiza principalmente en 30 países (esencialmente del África subsahariana, pero también en Egipto, Yemen o Indonesia), el porcentaje de mujeres mutiladas en estos países varía ya que  su realización depende del grupo étnico o la comunidad a la que pertenezca la niña o la mujer. La práctica se suele realizar  en el contexto de una comunidad o  grupo, que la justifica por costumbre y tradición, control de la sexualidad, funciones reproductivas, higiene, razones estéticas, o religiosas entre otras.

Sin embargo no es una realidad lejana. En España residen mujeres inmigrantes, procedentes de países y etnias donde se practica la MGF y esto implica la posibilidad de que estas mujeres hayan sufrido o vayan a sufrir este tipo de violencia. Según un informe de Médicos del Mundo realizado en el 2014, en la Comunidad de Madrid estarían residiendo  unas 8000 mujeres procedentes de países donde se practica la MGF siendo un 30% de ellas menores de 15 años

La MGF es una cuestión muy compleja y su abordaje ha de contemplar necesariamente  la perspectiva de género,  teniendo  en cuenta las necesidades de las mujeres y las niñas y  la  perspectiva transcultural siempre desde el respeto a otras culturas. Los y las profesionales sanitarios desempeñamos  un papel fundamental ya que  el contacto de estas mujeres y sus hijas con los servicios de salud ofrece una gran oportunidad para detectar y atender  las  complicaciones derivadas, su  realización así como para trabajar en su prevención. El sistema sanitario y en especial las consultas de atención primaria, debido a la atención longitudinal que prestan a lo largo del ciclo vital de las personas, están en un lugar clave para prevenir la realización de esta práctica y tratar adecuadamente los problemas de salud derivados de las consecuencias de la mutilación.

Para ello se requiere un trabajo de sensibilización y formación de los profesionales de salud, que haga posible intervenciones preventivas eficaces. Además, desde una visión de Salud Pública, para prevenir la MGF es necesario e imprescindible un trabajo coordinado con otros sectores (educación, servicios sociales, asociaciones civiles, servicios jurídicos, de seguridad…,) así como la participación de las comunidades afectadas y las organizaciones de mujeres de la propia comunidad. La implicación de las familias, de los hombres y de las personas claves de la comunidad (jóvenes o líderes religiosos y sociales) en el trabajo preventivo es fundamental. Diseñar intervenciones preventivas sin escuchar sus voces llevará en la mayoría de las ocasiones a un fracaso de las mismas.

Algunas Comunidades Autónomas como Cataluña, Aragón, Navarra, y desde hace unos días el País Vasco,  han desarrollado protocolos para la prevención y atención del problema y recientemente el Ministerio de Sanidad ha publicado el Protocolo Común para la actuación sanitaria ante la MGF, que tiene como objetivo “ser una herramienta para la sensibilización y la formación de los profesionales en la lucha contra la MGF y orientar actuaciones homogéneas en el Sistema Nacional de Salud que permitan mejorar la salud del mujeres y niñas a las que se les ha realizado la práctica y trabajar en la prevención y detección del riesgo de la práctica “ 

En la Comunidad de Madrid desde hace tres años existe una Red contra la MGF liderada por Médicos del Mundo en la que participan distintas  organizaciones institucionales (Salud Pública, Atención Primaria y Especializada, Ayuntamiento de Madrid, Ayuntamiento de Parla), no gubernamentales (Lasexología, UNAF, Save a girl, Save a generation, Sexólogos sin fronteras) y sociedades profesionales (Sociedad Madrileña de Medicina Familiar y Comunitaria, Asociación Madrileña de Pediatría de Atención Primaria, Asociación Madrileña de Matronas) que trabaja para  aunar esfuerzos en la luchar contra la MGF. El objetivo es poner en común los conocimientos y recursos existentes en la prevención de la MGF y trabajar de forma coordinada en actividades de sensibilización,  prevención y formación  de los profesionales socio sanitarios y de las propias comunidades afectadas.

Estamos ante  un problema de salud pública con devastadoras consecuencias sobre la salud de las mujeres, que ha de ser abordado adecuadamente en nuestra práctica sanitaria cotidiana en el marco de la lucha contra la violencia de género y de defensa de los derechos humanos y de las mujeres en la que todos y todas debemos estar implicados.


Marisa Martínez Blanco
Médica. Técnica Superior de Salud Pública

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