jueves, 28 de enero de 2016

El aprendizaje y los seres imaginarios

JL Borges escribió El libro de los seres imaginarios. En él encontramos cuentos mágicos, leyendas, sucedidos increíbles, mitología y descripción de fauna y seres fantásticos o reales... aunque tanto da que sean o no reales si lo leemos con curiosidad y atención.
Entre la fauna de los Estados Unidos describe al hidebehind como “… el que siempre está detrás de algo. Por más vueltas que diera un hombre, siempre lo tenía detrás y por eso nadie lo ha visto, aunque ha matado y devorado a muchos leñadores

Así parece, en ocasiones, que fuera el aprendizaje: lo vemos, no lo vemos, pero ahí está para producirnos un gran dolor de cabeza…, o una gran alegría.


Cuando hablamos de formación, acción educativa, logro de aprendizajes, estoy convencida de que no podemos vivir sin aprender. No se avanza sin conocer. 

Pero resulta que el aprender nos lleva por caminos diversos y variopintos. Tanto que en ocasiones pareciera que no llegaremos nunca a nuestro objetivo o no sabremos cómo adquirir ese conocimiento que buscamos en la maraña del saber, y seremos devorados por el hidebehind.

Ahora bien, ¿ha de ser el conocimiento lo que marca el aprendizaje? Esto resulta  irrelevante si no se inter-relaciona con otros factores:

El aprendizaje de habilidades, el desarrollo de actitudes, la consideración de las emociones, las integración de las condiciones de vida, la descripción de competencias a alcanzar como forma de acción, la influencia del entorno personal, familiar, laboral, social, las tecnologías de la información y comunicación, la interacción con las redes sociales…

De todas formas, no podemos dejar de estudiar, (literalmente: “Ejercitar el entendimiento para alcanzar o comprender algo”). Necesitamos trabajar individual y grupalmente, para poder utilizar en nuestra práctica profesional los distintos saberes que nos llegan. Y todo ello reconociendo la dificultad que tiene el integrar los métodos, los elementos que componen las áreas de aprendizaje, los objetivos que perseguimos y las condiciones en las que se va a llevar a cabo la formación, la educación.

Finalmente los profesionales se decantan, nos decantamos, por utilizar distintos modelos que facilitan el entendimiento, la acción, la intervención, la cooperación, la participación.


Algunas propuestas para reflexionar y pensar en el cómo aprender:
  1. Organizar la actividad educativa a través del Aprendizaje significativo. (Instituto de Salud Pública de Navarra).
  2. Disponer de un decálogo de “lemas clave” o “ideas fuerza” que abre los caminos para llegar al lugar objetivo por la fuerza de las convicciones.(Entrevista a Miguel Ángel Santos Guerra).
  3. Incorporar un sistema de trabajo basado en un la colaboración y en el aprendizaje en red. (Publicación Gabriela Paula Caldeiro).
  4. Servirse de un esquema sistemático, que dé un orden a la actividad y se complemente con otras experiencias, facilitando también la mirada evaluativa de las acciones y proyectos. (Innovación. F. Telefónica)
  5. Organizar el saber en cajas que se conforman en una conducta, comportamiento, con listas, completas o cercanas, de las múltiples posibilidades de respuesta. Un sistema de “redes” que crean la mejor respuesta. (Activos en Salud. Mapeando Carabanchel).
  6. A través de la suma de los mejores y las mejores preguntas, de tal forma que sea posible la innovación y la práctica atendiendo a todos los que pueden y todos los que la necesitan. La cooperación, la colaboración, la creatividad, la participación. (Los nuevos retos de la educación. Cesar Bona).
Y mucho más. 

Entre tanto, - asumiendo el método que se elija, que nos sea útil y que se demuestre  eficaz- , el aprendizaje requiere disponer de una actitud de progreso y, sobre todo, el estar dispuestos a sorprendernos por los que están cerca de nosotros, por los que no son como nosotros, por los que están lejos y nos resultan extraños, por los que no hablan como nosotros pero dicen cosas valiosas, por los que nos muestran caminos desconocidos, por los que nos ayudan con lo difícil, por los que llaman a nuestra puerta, por los que alguna vez nos parecieron fantásticos, raros, imaginarios…

Terminaré compartiendo la idea de que el aprendizaje tiene múltiples nombres y puede confundirse, pero al final, nos resulta reconocible con sólo toparnos con él, con ponernos a ello.
-- Estás pensando en algo, querida, y eso hace que te olvides de hablar. No puedo decirte en este instante la moraleja de esto, pero la recordaré en seguida.
-- Quizá no tenga moraleja --se atrevió a observar Alicia.
-- ¡Calla, calla, criatura! -dijo la Duquesa--. Todo tiene una moraleja, sólo falta saber encontrarla.
   (
Cap.9. La historia de la falsa Tortuga. Alicia en el País de las Maravillas)

Y un vídeo para reflexionar: El jabón



Julia Domínguez Bidagor. Psicóloga. Técnica de Salud Pública





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