La alta
frecuencia de acciones en los Días Mundiales proviene de la facilidad de su
aplicación. Mientras las campañas en los
medios de comunicación requieren de unos presupuestos de publicidad
sustanciales, con los que no cuenta la Salud Pública, los Días Mundiales
requieren recursos mínimos.
Por
ejemplo, en el caso de la Comunidad de Madrid, las actividades locales que se
llevan a cabo desde Salud Pública en colaboración con otros agentes sociales,
para el conjunto de los cuatro días mundiales requieren un presupuesto en
materiales educativos que probablemente no superan los 30.000 euros. También se
emite un comunicado de prensa que se distribuye libremente a través de medios
de comunicación, incluidas las redes sociales.
En estos últimos años estamos asistiendo a una
importante controversia sobre la eficacia de la celebración de los Días
Mundiales tanto en la prensa científica como en el ámbito técnico.
Estudios científicos relativamente recientes, apoyados en revisiones
sistemáticas de la literatura, se muestran a favor o en contra de su eficacia.
- la utilidad y el coste
- la falta de evaluación y la calidad metodológica
- la posibilidad de que transmitan la noción de que los resultados de salud adversos son simplemente el producto de conductas mal informadas ignorando el entorno.
En cuanto a la utilidad
y el coste se plantea si los
“productos” de un Día Mundial, valorados frente a los que se obtuvieran
asignando el dinero a otra intervención, son eficientes. Aunque no haya
estudios al respecto, si tenemos en cuenta
que el umbral aceptado de
coste-efectividad por NICE está entre 23.000-30.000 €
por año de vida ajustado por calidad
(AVAC) ganado para considerar una intervención eficiente,
el gasto que supone la organización de los Días Mundiales se
podría considerar eficiente con un
impacto mínimo (una persona joven dejara de fumar o una mujer que sufre
violencia de pareja lo hiciera consciente y buscara apoyo si ambas cosas
constituyeran un AVAC). Hay que tener en cuenta que el impacto además incluye
la concienciación sobre el tema tanto de la población general como de los
profesionales que de una manera u otra participan en el evento.
En relación a la evaluación, Purtle y Roman, en una búsqueda sistemática, solo
encuentran cinco artículos con una metodología adecuada. Son llamativas las
pocas publicaciones que hay al respecto pero probablemente esto es debido a las
importantes barreras metodológicas y
pragmáticas (coste) para evaluar su posible eficacia.
De
cualquier forma, los artículos que presentaron una evaluación del efecto sí
demostraron efecto en productos intermedios, tales como el aumento de las
demandas para dejar de fumar.
Owen and Youdan en su evaluación de 22 días contra el tabaco organizados en RU, estiman para la campaña de 2005 la participación del
19% (1 de cada 10) de los fumadores que
dejaron de fumar o redujeron su
consumo en el Día Sin Fumar. Entre quienes
participaron, un 11% aún no fumaban más
de tres meses después del día mundial, equivalente a un 0,7% de los fumadores
de UK, y las llamadas a líneas nacionales de ayuda al fumador en el día mundial
son cuatro vece superiores a las
recibidas en un día normal. Hay que tener presente que cuentan con un
presupuesto para pagar por publicidad, pero consideran que la campaña de
conciencia pública apoyada por actividades locales parece ser eficaz en ayudar
a los fumadores a dejar de fumar.
Una evaluación reciente del Great American Smokeout, organizada por la Asociación Americana contra el Cáncer, muestra un aumento de las búsquedas en google en relación a la
cesación de un 25% (95% CI 10-40), las visitas a Wikipedia un 22% (95% CI −26
to 67) y las llamadas a teléfonos de ayuda para dejar de fumar de un 42% (95%
CI 19-64).
Existen nuevos enfoques de evaluación,
como el desarrollado por Ayers, que
se centra en cómo se difunden los mensajes de la campaña a través de los medios
de comunicación, se comparten en redes sociales, o cómo la población se
involucra con estos mensajes (a través de la contabilización de las búsquedas de información en línea).
En cuanto a la calidad
metodológica y “la posibilidad de transmitir la
noción de que los resultados de salud adversos son simplemente el producto de
conductas mal informadas ignorando los entornos” hay que considerar que se trata de un desafío básico
que se debe tener en cuenta en el diseño y desarrollo de cada uno de los Días Mundiales
que desarrollamos. La Salud
Pública tiene la responsabilidad de asegurarse que las intervenciones de
sensibilización son diseñadas y puestas en marcha con rigor para inspirar un cambio positivo a
largo plazo e incluir evaluaciones factibles.
Si los Días Mundiales no se
diseñan y desarrollan con rigor se corre el riesgo de enviar el mensaje de
que la Salud Pública no tiene en cuenta
la calidad en el desarrollo de sus acciones.
Belén Zorrilla
Torras. Técnico Superior de Salud Pública.
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