miércoles, 28 de septiembre de 2016

Tomando postura ante la discriminación por edad. Take a Stand Against Ageism



El 1 de octubre se conmemora la  26ª celebración del Día Internacional de las Personas de Edad, en el que se viene a recordar la necesidad de que “tomemos todos partido contra la discriminación por edad”.  La discriminación por edad sigue vigente en todo un conjunto de conductas, decisiones y acciones de gran impacto negativo en la vida de las personas mayores.


La Organización Mundial de la Salud nos recuerda que la discriminación es uno de los prejuicios más normalizado socialmente. Contribuyen a ello los medios de comunicación cuando retratan a personas de edad avanzada como senile "seniles" y doddering "chochos" en la televisión. Cuando los gestores, inconscientemente o activamente, priorizan políticas contrarias a los intereses de las sociedades envejecidas. Cuando los sanitarios aplican una actitud más "relajada" en la prevención si se trata de una persona mayor o  utiliza las pautas para más jóvenes

La consecuencia social es aislamiento y marginación. En el ámbito de la salud, no es menos contundente: estudios recientes revelan que las personas mayores que tienen actitudes negativas hacia el envejecimiento viven 7,5 años menos y tienen peor recuperación de la discapacidad y la enfermedad, sienten sus vidas menos valiosas y propenden a sentirse una carga.

Marco institucional

En 2002, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración Política y el Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento. En sus recomendaciones, se reconocen tres prioridades para la acción: las personas mayores y el desarrollo; el fomento de la salud y el bienestar en la vejez y la creación de un entorno propicio y favorable para las personas mayores.
Cuestiones clave en 2016 son el bienestar durante toda la vida; garantizar el acceso equitativo a la atención sanitaria, a la salud mental, a la discapacidad, a los cuidadores; además de prevenir la negligencia, la violencia y el maltrato contra las personas mayores y preservar el derecho a envejecer en la comunidad donde se ha vivido.

El Informe Mundial ante la discriminación por edad

El Informe Mundial sobre el Envejecimiento y la Salud nos recuerda la revolución demográfica en que estamos, con 600 millones de personas de 60 años y más en todo el mundo. Duplicada en 2025 y de cerca de 2 billones en el 2050. Sin  embargo, investigaciones recientes sitúan la discriminación por motivos de edad como forma más generalizada que el sexismo o el racismo. Existe evidencia de que provoca menores niveles de autonomía, menor productividad y mayor estrés cardiovascular. Las imágenes negativas pueden convertirse en realidad, lo que refuerza la pasividad y el deterioro que se produce al consolidar esas ideas. Las actitudes negativas se infiltran también en los centros de salud y la asistencia social, basándose en el deterioro biológico y asociándose inconscientemente al cognitivo.

Estereotipos sobre la edad en nuestro entorno

Estudios en España y países de nuestro entorno constatan su existencia (Palmore, Nelson), no sólo en la población general y en jóvenes sino en las propias personas mayores y, más específicamente, en sus cuidadores (Rocío Fernández-Ballesteros, 2011).
Más del 60% de la población considera a las personas mayores: con poca salud, «son irritables», “rígidas e inflexibles”, “menos activas”dependientes de los demás”, “de frágil memoria”, que “son como niños”, que “los defectos se agudizan con la edad”. Y para más de un 50% de la población, los mayores de 65 años: son “seniles”, “peores en el trabajo”, “peores que los más jóvenes resolviendo problemas”. En esta creencia no hay diferencias significativas por edad, sexo y nivel de educación.  Si bien, ha disminuido en los últimos años. El resultado es una percepción también negativa de las personas mayores sobre sí mismas.

Sin embargo, estudios relevantes, entre ellos Elea (Imserso, 2006), ponen de relieve que: el 100% de las mujeres mayores y el 99,8% de los hombres mayores realizan un trabajo productivo no remunerado con un promedio de 6,9 horas diarias (7,7 horas las mujeres y 4,7 horas los hombres). Si extrapolásemos esos datos al total de la población mayor no dependiente e hiciéramos una valoración económica resultaría que su contribución al PIB sería significativa.

Distribución porcentual de las horas totales por semana dedicadas a ayuda otros hogares por personas de 65 y más

Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad. IMSERSO. Envejecimiento activo. Libro Blanco. Madrid, 2011

Recomendaciones frente a la discriminación por edad

En los medios de comunicación:
  • Procurar una visión equilibrada del envejecimiento, moderando los informes sensacionalistas sobre las personas mayores.
En la atención sanitaria
  • Evitar las concepciones negativas sobre el grupo de edad ya que, incluso inconscientemente, generan conductas automáticas equivalentes y de posible rebaja en la prestación de cuidados.
  • Procurar utilizar “etiquetas neutras” en la relación profesional, evitando las que evocan el aspecto más negativo del estereotipo: “anciano”, “abuelo”, viejo”. 
  • La denominación “mayor” es la mejor aceptada (estudio Enreve. IMSERSO, 2006).
En la sociedad
  • Utilizar siempre la vía activa, que es la del envejecimiento, donde nos encontramos todos, que supone “expectativas y vitalidad”.  
  • Evitar la vía pasiva, que es la de la vejez, donde sólo se encuentran las personas de edad, que supone “estado irreversible y altamente negativo (Imserso/CIMOP).
Con carácter general
  • Legislar contra la discriminación por motivos de edad.


José Antonio Pinto. Área del Envejecimiento. Salud Pública.





Grandes vecinos
  • Experiencia “Grandes Vecinos”
  • Conecta a personas mayores con voluntarios que viven cerca de ellos, poniendo a las personas mayores en el centro del barrio, favoreciendo la participación ciudadana, la ayuda mutua y la promoción de la salud.
  • El servicio se ofrece a personas mayores y es una llamada a colaborar a cualquier persona que quiera participar como voluntario.


  • La Red de Centros de Mayores de la Comunidad de Madrid tiene como objetivo la promoción del envejecimiento activo y la prevención de la dependencia mediante la convivencia, el apoyo a la integración y el fomento de la participación.
  • Están dirigidos a personas mayores que aun conviven en su entorno comunitario habitual y en ellos se organizan actividades culturales, artísticas, programas de actividad física, de ocio y tiempo libre.
  • El acceso es libre y directo para las personas mayores que vivan en la zona de referencia de cada centro, facilitándoles un carnet de socio o socia. Esta red, compuesta por 30 centros, depende de la Agencia Madrileña de Atención Social (Consejería de Políticas Sociales y Familia).

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